Con el paso de los años, el cuerpo deja de producir los mismos niveles de esta sustancia, una proteína se encarga de dar sostén a la piel, pero también a músculos y articulaciones. Cómo sumarla a la dieta para lograr una longevidad saludable
El colágeno es una proteína clave en el organismo, que se encarga de dar estructura, firmeza y elasticidad a la piel. En el cuerpo se encuentra en la piel, pero también en tendones, dientes, órganos internos y huesos. Un grupo importante de esta proteína, además, se halla en los músculos, cartílagos, la médula ósea, los vasos sanguíneos y el tejido linfoide.
Su presencia es de vital importancia para la salud de tendones y articulaciones.
En la piel, el colágeno es esencial para mantener la elasticidad y la hidratación, lo que contribuye a una apariencia más juvenil. En los huesos, funciona como una matriz que proporciona soporte y fortaleza. Además, en las articulaciones, es un componente clave del cartílago, ya que ayuda a ofrecer amortiguación y disminuir la fricción.
¿Qué pasa con el colágeno a medida que avanza la edad?
A medida que pasan los años, el cuerpo empieza a producir menos de esta proteína, un proceso que, según se estima, comienza alrededor de los 25 años. Y aunque esta disminución ocurre de forma gradual, los especialistas indican que, una vez que la producción de colágeno empieza a decaer, se calcula que las personas producirán entre un 1% y un 1,5% menos de colágeno cada año.
Según explicó en una entrevista la profesora peruana de Nutrición, Matilde Bustamante, “a lo largo del tiempo, la actividad de las células encargadas de producir colágeno, como los fibroblastos, tiende a disminuir”. Además, comentó que las enzimas que descomponen el colágeno suelen incrementarse, mientras que los procesos regenerativos se reducen.
“La edad también conlleva una menor capacidad para reparar el tejido conectivo, y factores ambientales y de estilo de vida contribuyen al deterioro y reducción del colágeno en el cuerpo”, subrayó la especialista. Por ello, es fundamental incorporarlo en la dieta para mantener niveles óptimos en el organismo.
Los alimentos que contienen colágeno
Para mantener la producción de colágeno en el organismo, es importante incorporarlo a través de la alimentación.
En ese sentido, hay algunos alimentos que conviene consumir, como ser:
- Carnes. Incluye todo tipo de carne, ya sea de vaca, ternera o cerdo. Es fundamental optar por cortes magros y fibrosos para asegurar una buena ingesta de proteínas.
- Alimentos ricos en ácidos grasos omega-3. Los pescados grasos y las sardinas no solo ayudan a reducir la inflamación y favorecen la salud de la piel y las articulaciones, sino que también son una excelente fuente de omega-3. Estos alimentos apoyan la producción de colágeno en el cuerpo.
- Frutas y verduras. Son abundantes en antioxidantes, lo que ayuda a proteger el colágeno de los daños relacionados con el envejecimiento. Muchas frutas y verduras también contienen vitamina C, que es crucial para la síntesis de colágeno en el organismo.
- Claras de huevo. Aunque las claras de huevo no contienen colágeno directamente, son ricas en prolina y glicina, dos aminoácidos esenciales para la producción de esta proteína en el cuerpo.
¿Qué tipo de gelatina tiene colágeno?
En línea con lo anterior, según precisan en el sitio Medlineplus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “la gelatina es una proteína hecha de colágeno animal, generalmente de vacas y cerdos”. “Tomar gelatina podría aumentar la producción de colágeno en el cuerpo”, sostienen los expertos.
Elaborarla de manera casera y agregar a la preparación huesos de animales como pollo, carne, cerdo o pescado la vuelve una opción rica en nutrientes, que aporta diversos beneficios para la salud
Durante la cocción, se extraen nutrientes como colágeno, gelatina, aminoácidos y minerales presentes en los huesos, resultando en un caldo denso y nutritivo.
Cómo preparar gelatina casera de huesos para impulsar la producción de colágeno
El uso de ingredientes de calidad es esencial para quienes buscan preparar un caldo de huesos nutritivo en casa. En ese sentido, usar huesos de animales criados de manera orgánica garantiza un contenido mayor de nutrientes y la presencia de menos contaminantes.
Un paso crucial en la preparación de estos caldos es asar los huesos en el horno a una temperatura de 220 °C durante 20-30 minutos hasta que adquieran un tono dorado, este proceso no solo mejora el sabor, sino que también favorece una mayor extracción de nutrientes durante la cocción. Además, añadir una cucharada de vinagre de manzana o jugo de limón al agua antes de cocinar los huesos es un método recomendado para extraer más minerales de los huesos, una técnica conocida y aplicada por muchos chefs y especialistas en la materia.
Para obtener un caldo más nutritivo y gelatinoso, es ideal combinar diferentes tipos de huesos, incluyendo las articulaciones, médula y huesos carnosos. Esta variedad realza el sabor, pero también incrementa la cantidad de colágeno. Sin embargo, el primer paso para obtener la gelatina es preparar el caldo, que comienza con la limpieza meticulosa de los huesos y cartílagos, eliminando cualquier residuo o impureza, para luego colocarlos en una olla grande y cubrirlos con agua, añadiendo opcionalmente verduras, sal y especias para dar más sabor. Cada ingrediente aporta nutrientes adicionales que potencian el efecto benéfico del caldo.
El siguiente paso es que esta preparación logre alcanzar el punto de ebullición a fuego alto y, una vez que hierve, se reduce al mínimo para una cocción lenta: para los huesos de pollo, se recomienda una cocción de 8 a 12 horas, mientras que para los de res o cerdo, el tiempo necesario varía entre 12 y 24 horas, lo que permite que el colágeno se extraiga completamente. Un paso importante en el proceso de cocción es retirar la espuma que se forma en la superficie del caldo durante la primera hora de cocción, ya que contiene impurezas que, si no se eliminan, pueden afectar tanto el sabor como la claridad del caldo.
Al finalizar, el caldo se cuela para separar los huesos y restos de verduras, y se deja enfriar a temperatura ambiente antes de refrigerarlo durante varias horas o toda la noche. Además, es recomendable retirar la capa de grasa que se solidifica en la superficie. Este proceso es conocido como desgrasado y asegura que el caldo resultante sea magro y saludable.
Sin embargo, para lograr la gelatina propiamente dicha a partir del caldo, se requiere utilizar la gelatina solidificada que se ha obtenido tras la refrigeración (que se puede emplear directamente o como base para una gelatina de frutas). Para ello, se calienta un litro de jugo de fruta natural, preferiblemente de fresa, kiwi o cualquier otra fruta rica en vitamina C, hasta que esté tibio, colándolo si es necesario para eliminar pulpa y semillas. Mientras tanto, se hidratan 30 gramos de gelatina sin sabor en una taza de agua fría, dejándola reposar hasta que esté esponjosa. Una vez hidratada, se añade al jugo tibio, mezclándola hasta que se disuelva por completo, y se endulza al gusto.
Usar la gelatina con frutas implica verter la mezcla preparada en moldes individuales, donde previamente se pueden haber colocado trozos de frutas frescas si se desea. Es importante añadir primero la gelatina obtenida del caldo al fondo de los moldes antes de verter la mezcla de jugo y gelatina sin sabor. Finalmente, los moldes se refrigeran durante al menos cuatro horas o hasta que la preparación esté completamente cuajada y lista para disfrutar.
Los beneficios de la gelatina casera de huesos para la salud
Los beneficios del consumo de caldo de huesos para la salud son muchos y variados. Y si bien fundamentalmente se lo conoce por sus propiedades para combatir el dolor y la inflamación articular debido a los aminoácidos antiinflamatorios glicina y arginina que contiene, también favorece el fortalecimiento óseo y de las articulaciones por sus elevadas cantidades de calcio, magnesio y otros nutrientes que ejercen un papel esencial en la formación de huesos sanos.
Además, el caldo de huesos, usado durante siglos como tónico digestivo, favorece la sanación del intestino y mejora la digestión, debido a la glutamina, un aminoácido que ayuda a mantener la función de la pared intestinal y previene el intestino permeable. Investigaciones recientes sugieren que esta sustancia (y otros aminoácidos en el caldo de huesos) pueden ser beneficiosos para quienes padecen enfermedad o síndrome del intestino irritable.
Asimismo, una buena parte de los componentes del caldo de huesos contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso. Para empezar, las grasas saludables que contiene, especialmente si se incluye huesos de caña (o caracú) ricos en médula ósea, son materia prima y combustible de calidad para el cerebro.
Para finalizar, vale repetir una vez más que, además de mejorar significativamente la elasticidad e hidratación de la piel, beber caldo de huesos con regularidad ayuda a perder peso. Esto es debido a su alto contenido de proteínas, lo que lo vuelve un alimento con un alto poder saciante, que controla el apetito.
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